11 feb 2009

Carta de un hijo... a su padre.‏

El papá entra en el cuarto de su hijo y ve una carta sobre la cama. la agarra rápidamente y comienza a desdoblarla, ya temiendo lo peor. En ella se lee lo siguiente:
Querido papá: Es con mucho pesar que te informo que estoy huyendo de casa, para nunca más volver. Pero quiero que sepas que no estoy huyendo solo... me he escapado con mi novio, Juan. Estamos muy enamorados... él es un hombre muy lindo y además muy buen amante. Con todos esos piercings y tatuajes regados por todo su musculoso cuerpo, me vuelve loco cuando me posee y me hace suyo en todas las formas imaginables.
Él también tiene una espectacular moto BMW en la que hemos realizado nuestras mayores locuras de amor, pero no es sólo por eso que quiero estar con mi amado para siempre; es porque descubrí que no me gustan para nada las mujeres... las odio y me parecen asquerosas.
Como se que tú no vas a aprobar mi verdadera identidad, ni nuestra relación, es por eso que hemos huido para vivir muy felices en su trailer. Además, Juan quiere que adoptemos unos niños para criarlos a nuestro estilo... porque es que 'en todos los sentidos' nos gustan tanto los niños.
Con Juan también aprendí que la marihuana ,el tequila y la cocaína son muy buenas; que son cosas naturales y que en realidad no le hacen mal a nadie. Por eso, en nuestro pequeño hogar nunca van a faltar esas maravillosas drogas que, mezcladas a nuestro sexo excéntrico, nos lleva a lugares inimaginables.
Juan me ha dicho que él, nuestros hijos, sus colegas gays y yo, podremos vivir todos juntos, dentro de la más perfecta armonía.
Papá, no quiero que te preocupes. Yo ya soy un hombrecito de 15 años y me se cuidar muy bien, porque ya se perfectamente lo que quiero de la vida.
Tal vez un día yo regrese, y espero que tú y mi mamá se sientan orgullosos al conocer a mis hijos y a mi marido. Un gran abrazo. El padre estaba en shock y casi desmayando, cuando vió que abajo habían un par de líneas más: Papá... ya no te asustes más, que todo eso es mentira. Fui a dar una vueltecita con Silvia, aquella chavita que está más buena que el postre... la hija de Doña Maria, nuestra vecina; ¡Sólo quería demostrarte que existen cosas mucho peores que mis calificaciones en rojo del colegio que estoy dejando en el primer cajón para que tú me las firmes con todo gusto! Ahora sí, un gran abrazo de tu hijazo... bruto como un burro, pero macho hasta la muerte.

1 comentario:

Gaby dijo...

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¡Menos mal que el padre no era cardiaco!, esas cosas no se sueltan así de sopetón. jajajajaja