23 oct 2009

Mujeres...

Están tres amigas y compañeras de trabajo tomando café en la oficina, haciendo una pausa, ya sabes. Y charlando de sus cosas. Hasta que una dice: “Me pasa una cosa curiosa con mi Juan, después de hacerle una mamada, al tocarle los huevos, los tiene fríos, muy fríos, y eso siempre me ha hecho gracia, por lo curioso”. Interviene otra: “de curioso nada, que a mi Pedro le pasa lo mismo.” Ambas se quedan mirando a la tercera y le preguntan: ¿Y a tu Antonio? ¿le pasa lo mismo a él? Esta tercera amiga, un poco sonrojada por lo íntimo de la pregunta, se arma de valor y contesta: “No sé, yo no hago esas cosas, no me gusta”. Las otras dos amigas, se ríen ante proceder de su compañera y le dicen: “Pero no seas tonta… mira que es mejor que se lo hagas tú a que lo busque por ahí, que nunca se sabe….. además, a todos los hombres les gusta.” La tercera amiga, agobiada y preocupada a partes iguales por los lógicos razonamientos de sus compañeras decide darles la razón y practicarle una felación a su Antonio. El lunes, en la pausa del café, vuelven a coincidir las tres, y le preguntan: “¿Cómo te fue, se lo hiciste?, ¿le gustó?, ¿y a ti?” Entonces la chica, se quita las gafas de sol y se ve que tiene el ojo amoratado de un buen puñetazo o golpe o…. lo que sea, pero estaba claro que el Antonio le había pegado un madrazo terrible. Y le preguntan: “Pero ¿qué te pasó?, ¿no le gusto?, ¿se la mordiste? Y la pobre mujer contesta: “No, nada de eso, si hasta me felicitó por el trabajillo, y le encantó. Lo que no le gustó es que al terminar, le toqué los huevos y le dije: ¡Anda!… fíjate, tú los tienes calientes, no como Juan y Pedro, que los tienen fríos después de una mamada!!.

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